OSTOMIA Y VIDA. Mis sentimientos como Ostomizado. Artículo de @EnosPastrana
OSTOMÍA ES VIDA.
Enós-Tomás
Pastrana Delgado
En mayo del 2017, mientras subía a casa por la escalera, tuve la
sensación de que necesitaba ir urgente al WC. Llegué, y me metí en servicio
pensando que menuda diarrea. Cuando acabé y miré la presunta diarrea, me
asusté, pues no era tal: era sangre, y llenaba la taza del WC. Como es natural
me asuste. Al día siguiente, estaba con mi médico de cabecera, contándole lo
que me había pasado, y me examinó. Lo que vio no pareció gustarle, y me dirigió
al servicio de cirugía del Hospital de Guadalajara para que allí me vieran.
Después de hacerme las pruebas correspondientes, me remiten al
servicio de Oncología, donde, después de algunas pruebas complementarias, me
informan que tengo un adenocarcinoma de recto localmente avanzado, que me tengo
que someter a diversas sesiones de Quimioterapia y de Radioterapia, y que lo
más posible es que me tengan que operar, cerrarme el ano y ponerme una ostomía
fija en la tripa, y que a partir de ahí, ya será para siempre.
Cuando me lo dijeron, me hundí. Como trabajador de la Sanidad,
sé de sobra el miedo que da la palabra CÁNCER, y cuando me imaginé con una
bolsa colgada de mi tripa para lo que me quedara de vida y haciendo mis
necesidades biológicas así, me sentí menos que la arena del arenero de mi gato.
Sentí que acababa de dejar de ser persona.
Después de varias sesiones de Quimio y Radioterapia, llegó el
momento en que quedé citado para ingresar y operarme: el 29 de Noviembre de
2017. En esa fecha ingresé, y al día siguiente, 30 de Noviembre, me operaron.
Cuando, después de muchas horas de operación, me desperté en la
Reanimación, era de noche y me encontré que tenía una raja en la tripa, dos
drenajes, (uno en cada nalga) …y una bolsa en la tripa: mi ostomia.
Cuando lo vi, se me sentí fracasado y fatal. Lloré y me sentí
fatal. Cuando vino el cirujano a verme, y le pregunté si no se había podido
evitar la bolsita, me dijo que no, que el tumor era demasiado grande, y que no
era posible. A las pocas horas, me subieron a planta, y allí comenzó mi
convalecencia, y me empezaron a enseñar a cuidarme el estoma, a cambiar el
disco y la bolsa, etc.
Con el apoyo de mi pareja, mis hermanos, primos, amigos y demás,
con los ánimos que ellos me transmitían, oyendo a otros pacientes a quienes les
había sucedido lo mismo, empecé a asumir que tendría esto para el resto de mi
vida, que tenía dos opciones: no operarme, que se produjera metástasis y me
fuera al otro barrio…o ponerme la ostomia. Y claro, ante ello, para mí, la
opción estaba clara: Quería seguir viviendo.
Cuando salí del hospital, pensé en unirme en Guadalajara a
alguna asociación de pacientes como yo…pero no había. Al no haber, y después de
haber preguntado a la enfermera que me lleva en mi Centro de Salud y a la
enfermera de la Consulta de Ostomía, les pareció muy buena idea…y me volví
loco, y me puse a ello.
Hice unos cuantos carteles, y poco a poco la gente los va
viendo, y se va poniendo en contacto. En el momento adecuado, nos constituiremos
y empezaremos a brindar apoyo a otros pacientes como nosotros. Para que vean
que sí, que hay vida después de una Ostomia. Que no vale la pena deprimirse o
minusvalorarse por una bolsita. Que la vida es larga y bella, y que nos queda
mucho por hacer. Porque no es lo mismo que un profesional te dé datos
científicos para darte ánimos, a que veas tú a otra persona que ha pasado lo
que tú estás pasando y/o vas a pasar. Porque si esa persona pudo y puede, tú
también podrás. Para que sepamos que, si necesitas apoyo o ayuda porque te
sientes fatal, te vas a encontrar con alguien que te va a entender. Que no
estás sol@. Que la Ostomía no es el fin de tu vida, sino un nuevo comienzo.
Pero nada de esto, para mí, me hubiera sido posible hacerlo sin
el Amor, Apoyo, Ayuda y Cariño de mi pareja, de todos mis hermanos, primos y
sobrinos. De mis amigos, de mis compañeros y compañeras de trabajo, del persona
de los servicios de Oncología y Cirugía General y del Aparato Digestivo del
Hospital Universitario de Guadalajara (médicos, enfermeras, auxiliares,
celadores, señoras de la limpieza), de las enfermeras y médicos de mi Centro de
Salud, que me han ayudado a desdramatizar situaciones que yo pensaba dramáticas
y que no lo eran tanto…o sí, pero que todo tenía salida, y cuyos consejos me
han sido imprescindibles, yendo más allá de su deber, y tratándome como un
amigo, así como de toda una larga lista de personas que, constantemente, me han
dado ánimos en momentos difíciles, y cuya mención haría el artículo
interminable, pero que están en mi corazón.
Aún tengo mis miedos, claro que sí. Aún me oculto en parte
detrás de mi bolsa de Ostomía. Aún estoy con sesiones de Quimioterapia
postoperación (voy cuando escribo este artículo por la 8ª Sesión), quizá más
Radioterapia…y luego ya veremos. Quiero recuperar mi vida, poder volver al
Hospital La Paz y ver a mis compañeros y compañeras otra vez (acabo de cumplir
los 65 cuando escribo esto), e ir recuperando mi vida normal.
Pero tengo claro que voy a seguir luchando porque se lo debo a
toda la gente que me quiere el hacerlo. Cuando tanta gente te ama, no puedes ni
debes rendirte. Se trata de ser guerreros, y seguir luchando. No soy un héroe:
soy como tú, una persona normal y corriente, con sus miedos e inseguridades.
Pero se trata de sobreponerse a esto y
seguir adelante. De no rendirse nunca, por mal que creas estar. Y si estás o te
sientes mal, recuerda: Yo he pasado lo que tú, y si me necesitas, mi bolsa de
ostomia y yo estamos contigo.
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